¿Qué queréis, sábanas limpias?

24 de febrero de 2011

Calcetines a rayas

Cruzamos miradas, casualmente en el tiempo y en el espacio. Suddenly, el final de la conversación telefónica.
La excitación provocada por el silencio postergado (de postergar.- dejar atrasado algo, ya sea respecto del lugar que debe ocupar, ya del tiempo en que había de tener su efecto) de su mirada, me eriza la piel.
La gente que esperaba al U-bahn entra en el vagón sin divisiones, como un río de espuma, como una cerilla que se enciende y se apaga. La escena se reconstruye, la gente se reorganiza en los asientos y el arranque me obliga a apoyar la punta del pie derecho hacia atrás para mantener el equilibrio consiguiendo "Gleichgewicht" en las fuerzas de la cinética del movimiento rectilíneo.
Mira como escribo, o eso imagino. Mi estado de excitación bucea en una bañera de metal blanco oxidado llena de posibilidades con capacidad de reproducción.
Aparece en mi cabeza la comparación metafórica de momento de inspiración y clímax de un orgasmo.Intento adaptar ritmo de escritura a velocidad de pensamiento. No lo consigo porque el pensamiento fue más sabio y encontró el dicho para escapar.
La imagen de las puertas abiertas y una estación me recuerdan que estoy en el subsuelo camino a casa. Estoy perdida. Busco datos, nombres, indicios reveladores de mi paradigma. Kotti. Bien. Dos paradas más.
Calcetines a rayas naranjas y negras. Ahora parece otro. Pero sigue ahí. Se va. Ciao y gracias.Pienso en la idea de que la fantasía permite compartir intimidades perversas con desconocidos.Interesante.

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